No quiero que amanezca, pues inicia la semana y con ello el que el papá de Eduardo esté ausente casi todo el día por su trabajo.
A diario, al despertar mi pequeño pregunta dónde está su papá. Le digo que ha ido a trabajar y ahí comienza su sufrimiento. Si logra despertarse antes de que él se haya marchado, no lo quiere soltar; le dice que ya otros días ha trabajado, que por favor no se vaya... Y por más que papi desea quedarse, llega la hora en que se tiene que ir... Y con eso, llega el llanto de mi pequeño!
Por favor, esta vez... No quiero que amanezca! No quiero verlo llorar...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario